Con la R: Publicista borde, grotesco y desagradable con aires macarriles. Tiene el ego por las nubes. Descalifica a triunfitos para subir los niveles de audiencia. En los Premios Protagonista le acompañaba una señorita con imagen de ‘barbieprosti’.
Paso palabra.
sábado, 26 de abril de 2008
PASAPALABRA
domingo, 20 de abril de 2008
Bragas usadas: fetichismo japonés
El pasado día en clase razonábamos por qué las obras de arte llegan a valorarse tanto y adquieren esos precios astronómicos; si es preferible la copia o el original. Nosotros debatíamos si un Van Gogh realmente vale lo que se pide por él, pero a mí me resulta más interesante que en Japón la ropa interior femenina sea considerada una verdadera joya de coleccionista.
El burusera, término acuñado por los nipones para referirse al mercado de compra-venta de bragas usadas por adolescentes en Japón. La palabra japonesa deriva del cruce entre las palabras inglesas bloomer, abreviada en japonés como buru, que es el nombre que recibe el pantalón corto utilizado para las clases de educación física en Japón, y sailor suit, abreviado en japonés como sera, que hace referencia a los uniformes típicos de las colegialas japonesas. ¿Cuánto se puede llegar a pagar por unas bragas usadas? Entre unos 40 y 50 euros, pero también se cotizan a la alza los pantalones de uniforme de los colegios más prestigiosos de Japón, llegándose a pagar por ellos entre 400 y 500 euros. La cuantía varía en función de varios factores, como por ejemplo el flujo vaginal segregado o el olor impregnado en la prenda. Cuantos más días haya llevado la chica las bragas, mejor (se supone claro, para aquéllos interesados en la compra de dicha prenda). Pero ojo, que el paquete lleva también una fotografía de la susodicha. Vamos, que este pack podría tener la misma utilidad que aquí la revista Interview, pero con la diferencia de que la publicación todavía no regala una muestra de la fragancia que tanto ansían los fetichistas japoneses.
De la misma forma que el deseo de poseer el original de una obra, la posesión y compra de unas bragas usadas me parece una actuación puramente fetichista. ¿Por qué no conformarse con comprar unas bragas nuevas en Oysho? Cada uno que haga lo que quiera: quien quiera colgarse un póster en su habitación, que lo haga; quien quiera colgarse unas bragas, también. Se trata de un espacio de intimidad, ¿pero es necesario recurrir a fomentar esta especie de mercado negro con menores japonesas? Cierto es que la mayoría de colegialas que participan de este círculo vicioso pertenecen a una clase media-alta y precisamente lo hacen porque no les basta la paga que les dan papá y mamá. Evidentemente, las niñas comodonas quieren más, es dinero fácil. Tan fácil que para todavía aumentar las ganancias han creado un contacto más directo con el cliente, evitando así acudir a los pisos clandestinos donde tiene lugar este negocio. Estos verdaderos museos han dejado de ser un atractivo para estas dulces niñas. Ellas ven mejor oportunidad crear un contacto por web vía móvil con el cliente, tener un contacto visual directo con el fetichista e incluso, conceder citas. Respecto a esto último, ya estaríamos hablando de un inicio de prostitución de lujo.
Y a todo esto, ¿a qué viene todo este fetichismo? Es sabido que en Japón no existen los tabúes que nosotros tenemos hacia el sexo. Uniformes de colegialas, ropa anime, comics, Manga, dibujos animados… Sin ir más lejos, las bragas de Rosita traían loco a Chicho Terremoto. Y de las que hemos sufrido el uniforme en nuestro periodo escolástico, ¿cuántos graciosos se dedicaban a levantar la falda cada dos por tres? ¿Cuántos se ponían las botas en natación porque su gran fetiche eran los pies? Sí, todo esto es real y está a la orden del día. El que más y el que menos tiene un fetiche, venera o idolatra excesivamente. Lo que pasa es que cuando se trata de algo relacionado con el sexo, la gente se escandaliza. En definitiva creo que estas colegialas japonesas son víctimas de la cultura de su país, de una tremenda expansión del Manga y todo lo que conlleva, de una situación acomodada. En todo caso, si es que hay culpables en esta trama, serían los que están dispuestos a pagar tanto dinero y aprovecharse de la inconsciencia de las adolescentes. ¿Por qué no le roban las bragas a su hermana, a su prima o a su madre? Mucho más fácil y barato de conseguir. Y el gobierno japonés tampoco se ha molestado mucho en buscar una solución. En 1993 prohibió las máquinas expendedoras pero poco más. Supongo que es complicado cambiar la mentalidad de una sociedad así como así, porque el fetichismo es una práctica que inevitablemente va ligada a la cultura japonesa.
Por último, éste es un pequeño glosario con algunos términos del lenguaje específico que se utiliza para el fenómeno del burusera:
- Shitagi dorobo: robar ropa interior en lavanderías o tendederos.
- Burusera shops: máquinas expendedoras de ropa interior femenina usada. Éstas fueron ilegalizadas en 1993 en Tokio.
- Namasera: quitarse las bragas delante del vendedor en un piso clandestino.
- Panchira: visión fugaz de unas bragas, generalmente en escaleras mecánicas de estaciones de tren, de grandes almacenes
- kagaseya: cita concertada en cualquier local de karaoke quedar con un cliente en la que la chica deja que el cliente meta la cabeza entre sus piernas para que pueda aspirar sus olores íntimos.
martes, 15 de abril de 2008
THE KNOWLEDGE
El suplemento se estructura en 6 bloques:
- Starts: opinión y análisis
- Screen: cine, DVD, Internet y juegos. Se recogen entrevistas, críticas, noticias, sinopsis, cartelera…
- Stage: teatro, danza, ópera y comedia.
- Sounds: CD, descargas, guía, clásica, clubs
- Sights: museos, galerías, eventos…
- TV&radio: reportaje y programación
En la web de The times se informa sobre la existencia de un buscador de eventos y actividades culturales (horarios, lugar, precio, cómo llegar…) que The knowledge pone a la disposición del lector. Tan sólo enviando TKN al 88010 y por 25 p se obtiene toda la información que se desee sobre la película, la obra de teatro, la exposición o el concierto que sea.
viernes, 4 de abril de 2008
EL NIÑO DE LA HIPOTECA
Una especie de cordón energético une a Rembrandt y El niño de la hipoteca. Ambos nacieron un 15 de julio, son artistas y aman Holanda, pero esta conexión merece matices. Tras el segundo de ellos se esconde Guiu Cortés Vázquez, apasionado músico cantautor y enamorado de la tierra de los tulipanes, su segunda casa después de Barcelona. Inmensas alegrías le está dando la música. Quién le iba a decir que su paso por grupos como The Singletons y Lechuga en los tanatorios le serviría para encontrar la llave mágica que abre la puerta de una prometedora carrera musical en solitario.
Tras años y años estudiando en diferentes conservatorios, escuelas de música y una licenciatura de Humanidades inacabada, aterriza en The Singletons, grupo barcelonés de rock, indie y garage mod. Con ellos empieza a repartir los primeros CDs a todo aquél que cree que puede interesarle su música. Tocando en salas como Sidecar, Magic, London, Dejavù o Razzmatazz comienza a hacerse eco en el panorama musical.
Una de las etapas más determinantes de El niño de la hipoteca es su reciente paso por Lechuga en los tanatorios. Durante este periodo, el cantautor tiene la suerte de trabajar en una tienda de discos junto a uno de los componentes de dicho grupo con un nombre un tanto extravagante. Así el cantante de los Lechugas, Gimber Sanatorio, bautiza con el nombre artístico El niño de la hipoteca a Guiu Cortés. Lechuga en los tanatorios se trata de una banda swing-a-billy de estilo cómico que mezcla música y teatro en la que el de Guinardó tocaba el contrabajo, bocinas y realizaba algunos coros. Su público más fiel en aquel entonces tiene el privilegio de presenciar miles de sus dislates encima de los escenarios, como por ejemplo salir a actuar en calzoncillos rodeado de una estética propia del western. Gracias a los lechugas, el músico consolida y da una forma más sólida a sus composiciones líricas y prosaicas, ya que hasta el momento sólo se había centrado en la composición musical. Además empieza a interesarse por cantantes como Silvio Rodríguez, Jorge Drexler, Bebe y otros cantautores menos conocidos, como Alejandro Martínez, Fede Comín o Alberto Alcalá.
Aprovechando unas largas vacaciones en 2007 se centra en escribir y reciclar un total de 11 temas hurgando en su pasado lejano y reciente. Inesperadamente, Javi Martín, el bajista del grupo Ojos de Brujo, y Miguel Pino, buen amigo de El niño de la hipoteca, le invitan a grabar una maqueta el 4 de noviembre de 2007 en su joven y reciente estudio, la Catacumba. El resultado no podía ser mejor y a los productores les fascinan sus canciones, así que rápidamente animan a Guiu Cortés a presentarse a certámenes de cantautores. Sin pensárselo dos veces, el músico se inscribe en el concurso de Burgos, consiguiendo llegar a la final. Pero el gran éxito estaba por llegar, ya que fue en el posterior concurso de Elche en el que consigue el primer premio, recibiendo un premio de 3.000 euros. A partir de aquí, las oportunidades le vienen rodadas. Gracias a la repercusión del concurso, el periodista musical Luís Fernández Zaurín le ofrece convertirse en su manager personal, y el cantautor acepta encantado.
Saboreando los éxitos cosechados, El niño de la hipoteca decide abandonar su trabajo en la tienda de discos para dedicarse de pleno a componer y montar bolos y conciertos por todo el país. Así sólo falta la gran culminación: grabar su LP. Javi Martín y Miguel Pino se comprometen a producirle el álbum a precio de coste, es decir, pagando sólo el estudio, todo un regalo. El disco se grabará en abril y espera ver la luz en otoño de 2008.